¿Estamos ciegos o no queremos ver?

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Si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hagamos lo posible para no vivir enteramente como animales». José Saramago
José Saramago, en Ensayo sobre la ceguera, relata cómo un mar de leche nubla a todas las personas en el mundo, lo que provoca una epidemia, la cual produce una crisis social y moral que mostró las implicaciones que generaban en la sociedad la incapacidad de no poder ver. Esto me generó mucha emoción, pues este relato fácilmente podía aplicarlo a mi contexto social en donde las personas han quedado ciegas o no quieren ver: pues, a pesar de los conflictos y situaciones de violencia, siguen con la frente en alto, con un temple e idiosincrasia voraz que, con una inmensa amplitud, sigue soñando y anhelando un futuro mejor.
Amar o rechazar lo que somos es una decisión un poco difícil de responder para mí, pues a veces no sé qué estamos haciendo con nuestras vidas. Si aceptamos y amamos lo que nos tocó vivir o rechazamos profundamente esas condiciones y nos tiramos a la revolución, a la búsqueda de un cambio y una esperanza. Nos han vuelto dóciles como parte de un rebaño que sigue el camino del pastor, donde se acepta y se come callado todo lo que nos dan. Me sorprende mucho cómo actúa la sociedad, como que ven las cosas distantes y fuera de su entorno.
Somos individuos alucinados por la emoción de querer salir de la difícil situación social. Pues veo, desde mi contexto, cómo mis compañeros y personas cercanas quieren salir adelante, hacer un futuro bonito para sus familias y no caer en un riesgo económico. Pero en esta carrera por atrapar este futuro, esta estrella brillante y enorme, se olvidan de su entorno, de su comunidad y de la sociedad, que no se limita solo a el círculo familiar; pues, a pesar de que la estrella sea fugaz, para que yo esté bien, los demás deben de estar bien y se pueda alcanzar un bien común. ¿Cómo puedo alcanzar el éxito si solo me limito a que mi familia esté bien? Entonces, ¿para qué limitarme a tan poco? Sería una mejor respuesta buscar el éxito social mundial.
Seguir un camino en el que la luz que hay en mi interior sirva para guiar a las personas de mi barrio, para que vean la realidad de la situación, para intentar cambiarla y no vivir en la ignorancia absoluta, como si las cosas estuvieran bien, cuando no es así. Pintar una pared con colores de honestidad e ímpetu para cambiar las cosas, masticar con entusiasmo y devolver lo que no nos gusta. Con impaciencia, siento que nos quedamos con lo poco que nos dan. Nos falta más amor y más ganas de descubrir lo que está oculto, lo que no queremos saber o lo que nos nubla la vista.
Espero que mis emociones y sentimientos se sientan en estas letras, que en cada línea se abran campos capaces de limpiar los ojos de ese mar de leche, que surca en mentes jóvenes, que la mente gane capacidad para apreciar las cosas bonitas del entorno barrial, y con ilusión, imaginar un mundo mejor para la vida.
Juan José Ayala Prisco: ayalaprisco17@gmail.com