El liderazgo barrial y su impacto en las comunidades

Kevin Sepúlveda camina por la cancha de Granizal con un balón bajo el brazo. Antes de que suene el silbato, ya lo rodean decenas de niños que lo saludan con gritos y sonrisas. Para ellos no es solo un entrenador de fútbol: es un referente, un guía que enseña a jugar, pero también a convivir. Coordinador de la Asociación Canterana de Fútbol Oro Solo Talentos (ACOSOL), Kevin trabaja con más de 140 niños junto a cuatro profesores. Su lema es sencillo pero profundo: “Hacer del niño juguetón el gran deportista y la gran persona del mañana”.
La escena en la cancha refleja algo más grande: en la Comuna 1 – Popular, el liderazgo comunitario se ha vuelto un tema central de debate y transformación. Desde la construcción inicial del barrio hasta la actualidad, la palabra “líder” se repite con frecuencia para nombrar a quienes coordinan actividades, aunque también se cuestiona su verdadero alcance. ¿Qué significa ser líder en un territorio lleno de desafíos sociales, económicos y culturales?
En la comuna, el liderazgo se expresa en dos niveles. Por un lado, dirigentes como Kevin representan la voz de un colectivo a través de su ejemplo. Por otro, se fortalece el capital social cuando vecinos y organizaciones se articulan para generar cambios duraderos. El líder no es necesariamente un profesional con títulos ni alguien con alto estatus: es, más bien, quien se atreve a guiar, a resolver conflictos y a abrir caminos con y para su comunidad.
Ese liderazgo comunitario no es sencillo. Implica enfrentar problemas demográficos, económicos, políticos y sociales, siempre desde la participación ciudadana y el diálogo con instituciones. Todo líder debe responder preguntas básicas: ¿Qué hacer?, ¿Por qué hacerlo?, ¿Dónde y cómo hacerlo?, ¿Cuándo y con quiénes hacerlo? Cada respuesta orienta las acciones hacia el bienestar colectivo.
Un buen líder barrial se reconoce porque sabe motivar a otros, ayuda a desarrollar el potencial de las personas, transforma habilidades en fortalezas, direcciona hacia objetivos comunes y se inconforma con la realidad para buscar cambios. Liderar es actuar frente a problemáticas y ver oportunidades donde muchos solo perciben conflictos.
Kevin lo entiende en la práctica diaria. Con cada entrenamiento, los niños aprenden no solo a patear un balón, sino a respetar al rival, aceptar que no siempre se gana y convivir con otros clubes. “Compartimos la misma cancha, el fútbol es competencia, pero debe ser sana, un encuentro amistoso”, afirma.
En últimas, el liderazgo barrial no se sostiene sin el respaldo de la comunidad. Es un ejercicio positivo, basado en la confianza mutua, porque un líder sin equipo dispuesto no tiene nada que liderar. En la Comuna 1, el balón, las canchas y las voces de líderes como Kevin recuerdan que convivir es tan importante como ganar un partido y que solo desde esa base se construye un verdadero cambio social.
Oscar Pérez – oposcar421@gmail.com